Los  Científicos debemos  Resolver el Problema  Epistemológico,  El  problema  Crítico del Conocimiento.  

 ¿Se Puede Negar la Verdad del Embrión?, ¿Puede la Bioética Existir Sin Verdad?

Resolver el Problema Gnoseológico Es Condición Necesaria Para Enfrentar El Relativismo. 

Dr. Juan Herrera Salazar.
Appointed Director del Proyecto del Centro de Bioética de la Universidad Juan Pablo II, Managua, Nicaragua. 

Proemium. 

En la postmodernidad, muchos de nuestros contemporáneos limitan su horizonte de análisis. Sólo son capaces de verse a sí mismos, buscan en su interior los valores que deben ser respetados, y no los buscan en la realidad de las cosas (quid est res). 

Si usamos la razón descubrimos que la realidad está en el mundo, razonando captamos la realidad de las cosas, la realidad de los entes, captamos la realidad de que la vida humana simplemente por el hecho de existir encarna un valor que merece ser respetado. 

No podemos abandonarnos a la comodidad de no razonar, vamos a usar nuestras facultades, nuestra inteligencia: la razón no puede abdicar sólo porque el clima cultural actual nos hace ese llamado, al contrario vamos a usarla más que nunca para defender la vida, la razón nos va a ayudar a combatir la sin razón de la postmodernidad, la razón nos va a aclarar la verdad, nos va a permitir captar la “esencia necesaria” (quidditas), reconocer la substancia, la naturaleza de la persona humana (corpore et anima unus). Sabemos que sólo reconociendo la persona humana con la razón, la vamos a respetar por su valor, dignidad y trascendencia. 

El relativismo hoy es el eje de la cultura postmoderna: “Todo es igual”, “nadie tiene derecho a imponer su posición sobre los demás”, cada quién tiene “su verdad”, “la verdad está por igual en todas las religiones y filosofías”. 

Así una persona o un grupo social, con el fin de justificar su modus vivendi, sus intereses económicos, ideológicos, se dedica a defender una teoría gnoseológica, un modelo bioético, o una teoría relativista del conocimiento y a tildar de “intolerante” y de “dogmático” cualquier postura que defienda la capacidad natural del hombre para conformarse a la verdad objetiva y a Ley Moral Natural. (3,9) 

Tal uso ideológico hace que se vaya diluyendo o desapareciendo en tantas personas el sentido de la vida. El relativismo crea una cultura que no respeta los valores humanos y espirituales, que va en contra de la dignidad de la persona humana. Crea una cultura que pretende borrar la conciencia humana, la capacidad de hacer juicios morales sobre los propios actos, sobre los cambios culturales y las leyes del Estado. 

En este clima cultural actual, cabe preguntarse legítimamente: 

¿Conocemos la realidad como es, o sólo lo que nuestra mente proyecta en su interior?¿Somos capaces de conocer la verdad? (2,3)

En latín estas preguntas se formularían así: “ An sit veritas ” 

Por eso debemos trabajar para responder al relativismo cultural, debemos estudiar el relativismo como doctrina, reconocer sus exigencias positivas, pero debemos señalar sus deficiencias estructurales, refutarlo desde la filosofía del conocimiento adecuadamente. Los relativistas no pueden hablar de la validez de su doctrina y negar la diferencia entre verdad y falsedad. El relativismo niega el principio de no-contradicción, afirma que todo es “verdadero”, tanto una cosa como su contraria. Por eso les vamos demostrar que sí se puede conocer la verdad y que los actos buenos son aquellos que afirman la verdad y buscan incansablemente el Bien como su fin último. 

El autor utiliza de las argumentaciones de Santo Tomás, la teoría del conocimiento (adaequatio intellectus et rei), De veritate, q.1a.2.s.c.2, para demostrar que la verdad es cognoscible. 

La teoría de la correspondencia del Aquinate: conformidad o adecuación entre nuestro conocimiento y la realidad misma, nos permite afirmar que podemos conocer una verdad formal o lógica, es decir establecer una conformidad mental de la inteligencia con la realidad.

Por ejemplo, cuando veo una ecografía que muestra los latidos del corazón del embrión, mi mente establece con él una relación de adecuación ideal: “crea”, por decirlo así, una idea, un concepto, un juicio, a través del cual conocemos al embrión presente. 

Es importante subrayar que nuestra mente no crea la realidad del embrión, sólo la reconoce, él está presente aunque no tengamos un aparato de ultrasonido, la realidad ontológica o trascendental sólo mide o determina el contenido del conocimiento, está allí presente independientemente de nuestra mente, cuando nuestra mente se conforma con la realidad (verdad formal o lógica), el hombre conoce, posee la verdad (fenoménica), la realidad se “manifiesta” a la inteligencia y ésta la “asimila” a través del proceso de conformidad mental. 

Es claro para todos, hoy que existe una íntima unión entre la teoría del conocimiento y la vida moral. La propia teoría del conocimiento determina en buena parte el modo de concebir al hombre, la cultura, la ética y la religiosidad. Por eso, la propia libertad, los propios deseos, intereses y hábitos morales suelen jugar un papel muy importante, a veces decisivo, en nuestro modo de concebir el conocimiento humano. 

“La filosofía del conocimiento resulta, pues, decisiva, para restaurar en nuestros contemporáneos una genuina confianza en su capacidad para conocer la verdad y ofrecer el reto a la filosofía de redescubrir y desarrollar su dignidad en pleno”. Juan Pablo II, Fides et ratio, 6. 

El autor después de analizar el problema del estatuto del embrión, hace una reditio completa, reconoce la realidad del embrión como verdad evidente y se da cuenta, que su escrito debe proseguir, no insistiendo en demostrar, (el problema crítico del conocimiento) ya tratado ampliamente por el Aquinate, y comentado por los escritores contemporáneos, (Vernaux, Gilson, Maritain, Ramón Lucas Lucas), sino mostrando la realidad del embrión como lo hicieron de manera plástica, en el Congreso Pro Vida de Zaragoza del 6-8 noviembre del 2009. 

Es decir mostrar la realidad del embrión, hablando, proyectando (fotografías, ecografías, los registros doppler, los videos, etc.). 

Estos medios plásticos pueden ayudarnos a “reformatear los corazones, y los cerebros” de nuestros contemporáneos y servirnos de herramientas, medios, “gnoseológicos” para ayudar a nuestros contemporáneos a conocer-reconocer la verdad del embrión. 

Nosotros también, como ellos debemos compartir la alegría de vivir, el banquete de la vida, el banquete que nos da el planeta y comprometernos a servir a cada mujer embarazada que lo necesite, expresando de manera individual, social y política nuestra capacidad solidaria y subsidiaria, para expresar de manera concreta nuestro amor por la vida. 

Los fieles sabemos que podemos lograr la plenitud de nuestra existencia, sólo si trabajamos para construir la “Civilización de la Verdad y  del Amor” (15) y de manera libérrima cumplimos con el precepto: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.

Introducción: 

El Congreso Internacional Pro Vida de Zaragoza, nos dejó grandes enseñanzas, nos respondió a la interrogante que aparece en el título de este escrito, nos aclaró razonando:  

¿qué es la bioética?                                                                                                             

 y que ¡ésta no puede existir sin la verdad!. nos respondió a  la  pregunta : 

¿por qué debemos defender la vida?, nos resolvió  algunas  dudas sobre el problema gnoseológico y el problema crítico del conocimiento que fue objeto del proemio del presente escrito.  

Leer y escuchar las ponencias del congreso me llevó a cambiar el contenido de mi escrito, a plantearlo como un relato y una reflexión. Como el testimonio de un embrión, que vino al mundo, como la historia de un embrión nacido, ¡que soy yo!, el que les escribe, embrión, que ha desarrollado sus facultades, su inteligencia, que narra su historia biográfica, la de un médico estudioso que se une a Pro-Vida. 

Quiero citar al jurista español Benigno Blanco Rodríguez, que con renovado vigor, nos llamo a defender la vida en ese congreso. Blanco planteó la realidad del embrión de manera plástica, Evitar abortos una responsabilidad de todos  (4); por eso como embrión aludido voy a darle las gracias por su intervención citarlo y hacer algunos comentarios: 

Gracias por recordarnos: “lo obvio, lo evidente, porque es lo que normalmente más se pierde de vista y se aleja del horizonte de análisis de muchos de nuestros contemporáneos”. 

… “¿Por qué hay que defender la hoy en día la vida humana ? pues, hay que defenderla porque una gran parte de nuestros contemporáneos han perdido una noción tan elemental como la idea de que lo existe por el hecho de existir es bueno, y que por lo tanto la vida humana por el hecho de existir es buena y que por lo tanto la vida humana por el hecho de existir encarna un valor digno de ser respetado. 

Teóricamente bastaría con mirar a los ojos al niño no nacido para afirmar sin más reflexión que tiene derecho a la vida, ¡basta mirarlo! 

¿Cuál es el problema?, que hoy día mucha gente no mira, o dicho de otra manera mucha gente se mira a sí mismo, buscan en su interior en su pequeño cerebro, y en su pequeño corazón los valores que debe respetar, no los buscan en la realidad de las cosas y además una parte importante de nuestros contemporáneos, aunque miren no razonan. 

Estamos en un época histórica en que teóricamente el nivel de los conocimientos, desvelamiento de la naturaleza intrínseca de las cosas a través de las ciencias empíricas, nos coloca en un lugar privilegiado para entender. Sin embargo gran parte de nuestros contemporáneos no procesan esa información, se niegan a razonar, por cultos que sean y aunque escriban sesudos tratados científicos. 

Una gran parte de nuestros contemporáneos han interiorizado el prejuicio mental, hijo de la razón ilustrada que acaba en la sin razón, de que razonando el ser humano no se aclara, que sobre las cosas importantes no caben convicciones firmes, que en el terreno de lo que se llama hoy día los valores, los bienes, no caben conocimientos razonables, compartibles, objetivables, que eso forma parte del terreno de lo subjetivo, de lo arbitrario, de lo sentimental de lo estético y que por lo tanto allí no merece la pena ni perder el tiempo de hacer el esfuerzo en razonar, porque no es el terreno de las convicciones serias. 

Esa es la mentalidad más común a nuestro alrededor, un mundo que ha abdicado de la razón por mucho que hable de ella, un mundo que nos convierte a cada uno de nosotros en pequeños diosecillos, creadores del bien y del mal, de la verdad y de la mentira, sin referencia a la realidad de las cosas, sino en diosecillos que buscan en su autonomía personal la capacidad creadora de esa realidad. 

Y ese es el mundo en el que estamos, si no hacemos un buen diagnóstico de nuestra época, no seremos suficientemente eficaces en ayudar a nuestra época a recuperar el sentido común a ser buena”. 

Por ahora voy a dejar al jurista Blanco, para afirmar como él lo hiciera algo obvio, evidente, por eso mismo lo voy a decir, sin desmayo: 

La bioética como ciencia multidisciplinaria existe, para la vida, la bios es su objeto material, nuestro quehacer debe estar al servicio de la vida, al servicio del hombre, en función de su bienestar personal y común, se trata de una ciencia de la vida por eso es “bioética” no una “Thánato-ética”, ciencia cuyo objetivo podrían plantear muchos contemporáneos: como la ciencia que pretende encontrar justificaciones seudo-racionales, apoyado por trabajos “científicos”, para eliminar seres humanos, que no califican como tales en una supuesta escala de calidad de vida, o las personas a las que no se les reconoce una personería jurídica y humana. 

Para muchos de nuestros contemporáneos se plantearía el problema de cambiar la finalidad misma de la bioética, su objeto material de estudio. 

Para que la bioética deje de ser bioética primero tendrán que, por así decirlo, matarla. 

Prestando a los griegos el teatro diría: deben traer al escenario de la cultura contemporánea a la Mors, criatura de la oscuridad escalofriante y a su hermano Hypnos, para que elijan la hora de la noche más propicia para matarla y dar por inaugurada la ciencia de la cultura de la muerte, la “Thánato-ética”, que al cambiar su objeto material y formal de estudio respondería claramente a los intereses ideológicos de grupos de poder, nacería como ciencia nueva, sin hipocresías, sin ocultarse detrás de nuestra Bioética que está al servicio del hombre y que persigue su bien común y personal. 

Un relato biográfico, personal:

Antes de proseguir con la grabación del jurista Benigno Blanco, en primer lugar quiero expresarles una primera verdad, que parece muy obvia, evidente y casi “tonta”, pero es una evidencia inmediata y objetiva, por eso mismo, creo que vale la pena comentar y que la hagamos objeto de reflexión: 

Toda mi vida he sido embrión, desde mi concepción hasta hoy. 

Los embriólogos me llamaron cigoto y mi madre (Juancito, si nacía varón o Carmen, si nacía mujer). Durante toda mi vida, toda mi existencia he sido una persona humana, un individuo, “una substancia individual de naturaleza racional”. (7,19) 

He sido ayudado a sobrevivir, fui a acogido en el vientre de mi madre, allí pase 39 semanas desarrollándome, como en un sagrario, recibí una protección amorosa, allí fui acogido para participar del banquete de la vida, fui amamantado por mi madre, muchos de mis familiares suplieron todas mis necesidades. 

Viví en la Avenida Bolívar de Managua, capital de Nicaragua. Me volví un embrión hábil con la bicicleta, el balón y la lectura. Me fui independizando poco a poco, he escrito 54 años de historia personal, biográfica; como cada uno de Uds. tienen escrita su propia historia. 

Como embrión sentí el llamado universal a ser hermano de mis hermanos, también el llamado específico (vocare) la vocación de ser médico, por lo que ha sido natural, defender a mis similares, defender a otros embriones, mis similares, tanto al inicio del desarrollo como al final de la vida. 

Defiendo la vida de los embriones ancianos, mi padre y mi madre prosiguen su labor educativa, regocijan a mis hijos con su sabiduría, defiendo el principio de sacralidad de la vida. He estudiado los cuidados paliativos y la terapia del dolor. No justifico la eutanasia, ni la ideología de la eutanasia social, que busca justificar con estudios pseudo-científicos de calidad de vida, la supresión de la vida de los ancianos utilizando criterios de costo/beneficio. 

Estas ideologías son expresiones de la pérdida del sentido de la vida, característica conceptual de nuestra época, impulsada por las ideologías: pragmático-utilitaristas, subjetivistas, liberal radicales, que son apoyadas para defender los intereses propios de las grandes corporaciones financieras y el World Bank. 

Como todos los embriones me he enfermado muchas veces, el Dr. Alfredo Valencia salvó mi vida, cuando me sometió a un procedimiento quirúrgico (por apendicitis), cuando experimentaba como embrión los primeros cambios puberales.

Como embrión fundé mi propia familia, nos unimos por amor, me uní en matrimonio con una mujer (embriona), seguimos la Ley Moral Natural. Sabemos que existe una verdad moral que es cognoscible por la razón: Cicerón, Séneca, (6,20) y que nuestro conocimiento viene iluminado por la Gracia. 

Queremos seguir educando a nuestros hijos, ya no son embriones pequeños, mi hija Helena es madre. Su hija (o), tiene 26 semanas. Por ahora no ha nacido, la custodia en el sagrario de la vida, en su propio vientre. Mis hijos seguirán formándose, para cumplir su labor educativa, formativa. Helena y Papas formarán a mi nieta, Jean Pascal y Juan Francisco formaran a mis futuros nietos-embriones, de manera de cumplir todo el ciclo evolutivo del embrión. Desde su concepción hasta su muerte natural. 

Puede la ciencia bioética existir sin la verdad: 

La bioética como ciencia multidisciplinaria es la ciencia de la vida. Adquiere su pleno sentido cuando se pone al servicio del hombre, cuando orienta su quehacer y toda su energía al servicio de la persona humana. 

Eso es obvio, evidente, es la razón misma de esa ciencia. Los estudiosos de bioética sabemos que debemos no sólo cuidar la vida humana, sino también la de los animales no racionales y que debemos hacernos responsables de toda la bioesfera, para preservar nuestra vida humana en el planeta tierra. ( Potter Van Rensselaer) 

Los estudiosos de bioética queremos conocer la vida, su evolución, su desarrollo, su sentido, misterio y finalidad. 

Benigno Blanco, nos invito a hablar de lo “obvio, evidente”, lo que voy a decir ahora les resultará, evidente: 

La Bioética, estudia en primer lugar la vida humana, ese es su objeto material de estudio, sigue un itinerario preciso de investigación, su objeto formal quod y quo están claramente definidos, todos los estudiosos lo sabemos. 

Por eso trabajamos para darle valor a esa ciencia. Estamos claros que su valor depende de los argumentos racionales de alta calidad que produzcamos. Si queremos defender la vida, debemos razonar para aclararnos y proponer argumentos. 

Algunas perspectivas bioéticas, respecto a la vida, en nuestra cultura contemporánea, atraviesan una crisis de sentido, de sentido de la vida, no porque falten argumentos racionales para defender la vida, sino al contrario, nos encontramos en una situación inédita en la historia de la humanidad, “ estamos en un época histórica en que teóricamente el nivel de los conocimientos, desvelamiento de la naturaleza intrínseca de las cosas a través de las ciencias empíricas, nos coloca en un lugar privilegiado para entender ”, pero en vez de procesar esa información muchos “científicos ” se dedican a negar la verdad empírica para defender intereses propios. Se afanan desde su especialidad en escribir sesudos trabajos pseudo-científicos, para dejarnos ver lo falso como verdadero, hacer sostenible un modelo bioético de corte utilitarista y relativista. Se alejan de la verdad, usan la emotividad y la subjetividad para defender intereses propios, como lo hacen las ideologías, no los hombres de ciencia. 

La ciencia bioética, como cualquier ciencia (física, química, matemática) no puede violar el principio de no contradicción, (primer principio de la realidad, del conocer y del pensar), ni el principio del tercero excluido, “ninguna cosa puede ser y no ser al mismo tiempo”; A no puede ser B y al mismo tiempo ser A. (3) 

A propósito del embrión veamos la contradicción en la que caen algunos modelos bioéticos utilitaristas al afirmar: por ejemplo en una clínica abortista: “ que el embrión cuando tiene menos de 15 días no es embrión, y que la madre no está embarazada, sino pre-embarazada, por lo tanto puede eliminarlo si lo quiere y no debe reconocérsele ningún estatuto de persona, ni un estatuto ético, ni jurídico. “ Se trata de un grupo de células, (de un tejido embrioide), de un pre-embrión, que puede ser incluso utilizado como precioso material de investigación”… 

Estos mismos (en una clínica procreática, a la hora de transferir un embrión al vientre de su madre, le dicen que le van transferir a su hijo, a su valioso y deseado hijo, por el que tanto luchó; y no se refieren a ese embrión, como precioso material de investigación, o hablan de transferencia de células, sino de su hijo, concebido en vitro y luego transferido al vientre materno. 

¿Es o no contradictorio ese comportamiento, afirmar y negar la verdad cuando les conviene? 

Estamos de acuerdo que el embrión que transfieren en esa clínica es valioso, es una vida humana (una verdad ontológica, una persona humana) y desde la perspectiva de la industria high tech y del médico de la clínica procreática valioso por los miles de dólares que recibe por la transferencia. 

Estos estudiosos consideran al embrión precioso material de investigación o un embrión, niño no nacido, según las circunstancias. (Nicho de Mercado en Expansión, para los representantes de la Floreciente Industria High Tech, de los Estados Unidos). Dra. Deborah Spar de la Boston University. (8, 22). 

Ese es el clima actual moral de nuestra sociedad, afirmar y negar la verdad. Crear la verdad y la mentira según intereses propios, usando los medios de comunicación masivos para borrar la conciencia, ayudado de estudios pseudo-científicos para negar la verdad; negar la Verdad y la ley Moral Natural que nos indica cuales actos son buenos o malos. 

Diagnosticar bien el clima moral de nuestra época: 

Antes de presentar mi refutación del relativismo en relación al embrión quiero citar nuevamente al jurista Blanco, para cerrar la discusión del problema crítico del conocimiento. 

… “Diagnosticar bien el clima moral de nuestra época, creo que es una obligación para cualquiera que quiera sentirse responsable de ayudar a nuestra época a ser mejor”…

“La pérdida del sentido de la vida es una característica conceptual de nuestra época, no es un detalle circunstancial dependiente de unas mayorías políticas coyunturales, no es problema de un país o de otro, de este gobernante o del de más allá. 

Nuestro mundo es el mundo de la pérdida de la razón, de la pérdida del sentido de la realidad y en consecuencia es el mundo de la violencia, por eso el siglo XX ha sido el siglo más violento de la historia de la humanidad, con gran diferencia. 

Un siglo en que los seres humanos no sólo hemos sido violentos, sino que hemos legitimado intelectualmente la violencia, le hemos dado a la violencia el paraguas protector de las ideologías dominantes, del derecho de la tecnología, de la sacrosanta ciencia hipervalorada en nuestra época. Un siglo que es capaz no sólo de convivir con el mal, eso forma parte de la historia de la humanidad, si no de convertir el mal en bien. De poner al servicio de esa conversión tan poco razonable los mejores cerebros de una época”. 

 … “por lo tanto cuando nos empeñamos en defender la vida, hoy, debemos ser realistas, por lo tanto no sorprendernos de que una gran parte de nuestros contemporáneos no vean claro lo que a nosotros nos parece evidente: que el no nacido es un ser humano y que por lo tanto merece respeto, y esto no debe escandalizarnos por triste que sea, porque ha sido normal a lo largo de la historia de la humanidad… 

Hasta antes de ayer convivíamos con la esclavitud. Qué cosa más evidente que el esclavo era un ser humano, hablábamos con él, nos acostábamos con él, le encargábamos la educación de nuestros hijos pero le negábamos la personería jurídica y humana. Y allí no había la disculpa que puede haber con el no nacido que está escondido en el interior de su madre. Al esclavo lo veíamos, hablábamos con él y sin embargo le hemos negado hasta antes de ayer la condición humana. 

Por eso no nos sorprendamos tanto que muchos de nuestros contemporáneos no se rindan espontáneamente ante la evidencia del carácter humano del no nacido. Es sorprendente, pero la historia de la humanidad demuestra, que los seres humanos somos capaces de equivocarnos así, contra la evidencia más inmediata y de forma sistemática, nos acostumbramos a los valores comunes y compartidos de nuestra época, porque somos poco rebeldes intelectualmente con mucha frecuencia. Por lo tanto no hay que sorprenderse de nada”… 

“Y luego llevamos varias décadas de aborto legal en nuestras sociedades con unas características u otras y eso provoca un fenómeno de acostumbramiento, de banalización de la decisión de abortar de pérdida del sentido de la trascendencia de la decisión de abortar, eso crea un ambiente de coacción moral, como se analizó en este congreso, respecto a las mujeres, que no son de verdad, en virtud de la ley del aborto libres, para abortar, sino que son coaccionadas a abortar porque existe esa salida fácil que permite la ley. Y eso añade un plus de indiferencia moral con mucha frecuencia a esa indiferencia hacia la vida, característica de la época cultural en la que estamos viviendo”.

La plática del distinguido jurista Benigno Blanco, me hizo cambiar todo mi escrito, sin embargo le dió más sentido, no escribí una “apologética” de la validez del conocimiento, importante de por sí, pero que no ayuda a cambiar los corazones y los cerebros de nuestros contemporáneos. 

Nuestra época, está en crisis, no porque falten argumentos racionales para defender la vida, sino al contrario, nos encontramos en una situación inédita en la historia de la humanidad, “estamos en un época histórica en que teóricamente el nivel de los conocimientos, desvelamiento de la naturaleza intrínseca de las cosas a través de las ciencias empíricas nos coloca en un lugar privilegiado para entender”, pero en vez de procesar esa información muchos “científicos” se dedican a negar la verdad empírica, la evidencia inmediata y objetiva, para defender sus propios intereses. 

Por lo tanto si queremos defender la vida, vamos a utilizar herramientas adecuadas para reformatear los corazones y los cerebros de nuestros contemporáneos, vamos a recrear una cultura de la vida, no con actos de los políticos, ni aportando más datos gnoseológicos, ni proclamando leyes, sino estando presentes donde la vida más nos necesite, siendo solidarios, subsidiarios, a nivel personal, social y político, con la mujer embarazada, con el discapacitado, con el anciano, descubriendo el amor al prójimo, como valor, solo así podremos recrear una verdadera cultura de la vida. 
Solo perfeccionando diariamente nuestra personalidad de defensores de la vida, sólo sirviendo de ejemplo a nuestros contemporáneos, cumpliendo acciones concretas en favor de la vida llenos de regocijo, mostrándole a nuestros contemporáneos la alegría de tener una familia que defiende la vida, sólo así podremos ganarle la batalla a los que se afanan desde su especialidad a escribir sesudos trabajos pseudo-científicos, para hacernos parecer lo falso como verdadero, para aparentar que un determinado modelo bioético de corte utilitarista y relativista, es sostenible. 

Estos estudiosos pretenden alejarnos de la verdad, usando la emotividad y la subjetividad para defender sus propios intereses, como lo hacen las ideologías, no los hombres de ciencia. 

La refutación sistemática del relativismo: Permitir que la verdad se irradie por sí misma. 

Pensaba escribir esta refutación, siguiendo un diagrama estructural, (9) que abarcara la historia del pensamiento, la doctrina, las razones psicológicas y filosóficas, sus exigencias positivas y las deficiencias estructurales de su doctrina. Bueno, será en el próximo escrito. Ahora procuraré refutar el relativismo desde la perspectiva del congreso de Zaragoza, que nos ayudó a ver la realidad del embrión, de manera plástica, nos presentó su evidencia inmediata y objetiva, nos hizo ver además que la cultura postmoderna usa el relativismo, a sabiendas de sus deficiencias estructurales. Los relativistas no tratan de ahondar en el estudio de la verdad sino que buscan con ahínco estrategias de comunicación para hacer parecer lo falso, verdadero, con el fin de justificar su modus vivendi, sus intereses económicos, ideológicos. Se dedican a defender una teoría gnoseológica, un modelo bioético, o una teoría relativista del conocimiento y a tildar de “intolerante” y de “dogmático” cualquier postura que defienda la capacidad natural del hombre para conformarse a la verdad objetiva y a Ley Moral Natural. 

Tal uso ideológico hace que se vaya diluyendo o desapareciendo en tantas personas el sentido de la vida. El relativismo es hoy el eje de la cultura postmoderna: crea una cultura que no respeta los valores humanos y espirituales, que va en contra de la dignidad de la persona humana. Crea una cultura que pretende borrar la conciencia humana, la capacidad de hacer juicios morales sobre los propios actos, sobre los cambios culturales y las leyes del Estado. 

Como se dijo en el congreso de Zaragoza: no usemos más argumentos, científicos, ni gnoseológicos. Mostremos al embrión, que nuestros contemporáneos lo miren, mirándolo a los ojos, se rendirán ante la evidencia inmediata y objetiva, reconocerán su presencia, dignidad, trascendencia que encarnan un valor que merece ser respetado. 

Por eso me dirijo a mis contemporáneos y pido a mis colegas que dejen sus tratados de filosofía en su biblioteca, que para defendernos del relativismo, lo único que debemos hacer, es permitir a la Verdad irradiarse por sí misma, ella encontrará y fertilizará nuestros corazones. 

Conclusión:

 El Congreso Internacional Pro Vida de Zaragoza de noviembre 2009, nos condujo al uso de herramientas para dar un tratamiento plástico a nuestros juicios, no solo para que logremos el conocimiento crítico, sino para que aprendamos a reconocer al embrión y nos rindamos al mirarlo a sus ojos, ante la evidencia inmediata y objetiva de que se trata de un ser humano, que por su dignidad y trascendencia, encarna un valor que merece ser respetado. 

Quiero agradecer la intervención del jurista Blanco, a ese enamorado del derecho, por su intervención en ese congreso, por habernos hecho ver, que podemos utilizar “fórmulas –herramientas”, para la reflexión axiológica, herramientas operacionales, que nos ayuden a “reformatear los corazones” de nuestros contemporáneos. 

Al firmar la declaración de Zaragoza nos comprometimos entre otras cosas a: 

“1. Promover todas las organizaciones de la sociedad civil, cuya finalidad sea la: 

·         Visibilización y atención del síndrome post-aborto.

·         Centros de ayuda para la mujer, (crear albergues para las embarazadas).

·         Centros de orientación familiar.

·         Difusión de la enseñanza de métodos naturales de reconocimiento de la fertilidad humana.

·         Difusión de un enfoque humanista de la sexualidad, basado en una educación en virtudes y para el amor.

·         Promover la adopción como opción digna para las madres en situación de embarazo inesperado y para los niños por nacer…” 

Todas estas acciones vamos a considerarlas modalidades concretas para compartir la alegría de vivir, la alegría de compartir el banquete de la vida, el banquete que nos da el planeta. 

Al firmar la declaración nos comprometimos a servir a cada mujer embarazada que lo necesite, a expresar de manera individual, social y política nuestra capacidad solidaria y subsidiaria, para hacer patente de manera concreta nuestro amor por la vida. 

Consideremos la subsidiariedad (subsidium) y la solidaridad como principio social, pero además como virtud moral, la solidaridad acogida como principio ordenador de la persona, como principio ordenador de la personalidad del defensor de la vida y de principio social ordenador de las instituciones, que florecen en la sociedad civil y el estado. 

 Entendemos estos principios como verdaderas virtudes morales, no como un sentimiento de vaga compasión o de superficial enternecimiento por los males de tantas personas, de compasión hacia las mujeres embarazadas en esas difíciles circunstancias o hacia los discapacitados y los ancianos, a los que se proponen eliminar siguiendo criterios utilitaristas ( costo/beneficio), políticas promovidas por el Banco Mundial. 

Lejos de ser solamente un sentimiento, los principios de subsidiariedad y solidaridad, resultan ser una determinación firme, sólida, construida sobre roca, perseverante, en la lucha por el bien común: el bien de todos y de cada uno, de manera que todos asumamos la responsabilidad de todos. 

Entendido así estos principios asumen un rango de virtudes sociales fundamentales, que vienen a colocarse, en la dimensión de la justicia, orientada por excelencia al bien común. 

Estos principios fundamentales, son verdaderas virtudes sociales, que si los hombres las vivimos en la verdad, de manera que la respetamos y testimoniamos, adquieren pleno significado en nuestra vida social, en nuestra convivencia al interno de una comunidad, de manera que nuestra acción política unida a la verdad responderá a la dignidad de las personas y si la condimentados además con el ingrediente del amor, podemos estar seguros que tendremos leyes más justas, y que estando más alla de la ley, podremos ayudar a reformatear los corazones y cerebros de nuestros contemporáneos, para hacer de nuestra época, una época mejor y buena. 

Construiremos así una cultura que no busca la arbitrariedad, sino que se conforma con las exigencias de la moralidad objetiva.

Se trata de que nuestros contemporáneos vean, nuestra alegría de vivir defendiendo la vida, ya que estamos convencidos, que podemos ayudar a nuestra época a ser buena: 

Como sociedad civil debemos hacer motu proprio la “Opus iustitae pax”, la paz como fruto de la justicia, y la “Opus solidaritatis pax”, la paz como fruto de la solidaridad, para que luego con el condimento del amor, se reformateen los corazones de nuestros contemporáneos, se perfeccionen los nuestros y juntos podamos ayudar a nuestra época a avanzar en este milenio hacia lo que Pablo VI llamó “ La Civilización del Amor”, y que su sucesor Juan Pablo II amplió como doctrina social de la iglesia al colocar la enseñanza en el eje de la reciprocidad entre Dios y el hombre: reconocer a Dios en cada hombre, y a cada hombre en Dios, como condición de un auténtico desarrollo humano.

Desde Nicaragua

Dr. Juan Herrera Salazar. 

Bibliografía 

 

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2.     Aguilar Alfonso. P, Curso de Metafísica, Feb. 2007., http:// foros. catholic. net/ viewforum. php?f=50, última visita 26 de diciembre 2009.

3.     Aguilar Alfonso. P, Curso de Gnoseología, Feb. 2008 http:// foros. catholic. net/ viewforum. php?f=60, última visita 19 de diciembre 2009

4.     Benigno Blanco, Evitar abortos una responsabilidad de todos: Congreso Internacional Pro Vida, Zaragoza, 20 de Noviembre 2009. http://www. Prolife worldcongress. org/ zaragoza 2009/ última visita 22 de diciembre 2009

5.     Boethius, Liber de persona et duabus naturis, Cap.III: “persona est rationalis naturae individua substantia”; Tomás de Aquino, S.Th. I, q.29, a.3: “persona significat id quod est  erfectissimum in tota natura, scilicet subsistens in rationali natura”.

6.     Cicerón Marco Tulio., De Republica, 3, 3.

7.     GILSON, E. Le réalisme methódique, Paris 1939.

8.     Herrera Salazar Juan. Carta Abierta a la Doctora Debora Spar, PhD. ¿Es Necesaria una Metafísica para Enrumbar la Investigación Científica ?. Clonación Humana Solución: Bioética, Metabioética o Metafísica. Bioética & Debat, 25/9/2007, última visita, 1 diciembre 2009. http://www. bioetica- debat. org/ modules/ news/ article. php? storyid=182.

9.     Herrera Salazar Juan. El Patrón Cuántico de la Conducta Humana, Implicaciones Bioéticas. La Flecha de Tiempo Cosmológica, La Entropía y La Neghentropía Moral. Revista Electrónica Portales Medicos., 12 de Noviembre 2009., última visita 25 noviembre 2009.

10.   Izquierdo J.A., La vita intellettiva, Libreria Editrice Vaticana, Vaticano1994.

11.   Juan Pablo II, Encíclica, Fides et ratio,6.

12.   LlANO A. Gnoseología, Eunsa, Pamplona 1983: Capítulo I: «El problema crítico y la gnoseología», pp. 11-24; cap. II: «La verdad y el conocimiento», pp. 25-50.

13.   Lucas Lucas R., L’uomo, spirito incarnato, Paoline, Milano 1993; tr.esp. R. Lucas, El hombre, espíritu encarnado, Atenas, Madrid 1995, pp. 73-83. 12

14.   Maritain, J. Distinguer pour unir ou Les degrés du savoir, Desclée de Brouwer, Bruges 1932; Paris 19465, ch.III: «Le réalisme critique», pp. 137-264; tr.eng. G. Phelan (ed.), The Degrees of Knowledge, Charles Scribner’s Sons, New York 1959: ch.III: «Critical Realism», pp. 71-135.

15.   Mondin B., Manuale di filosofia sistematica, Edizioni Studio Domenicano, Bologna 1999; vol. I, Terza parte: «Gnoseologia. Il valore della conoscenza», pp. 167-309.

16.   Pablo VI, construcción de la “ civilización del amor ”, pronunciada por primera vez 17 de mayo, 1970, fiesta de Pentecostes.

17.   Platón, Sofista, 221C-236D. 

18.   Potter, Van Rensselaer (1971). Bioethics: Bridge to the future. N. J.: Prentice Hall.

19.   Santo Tomás de Aquino, De veritate, q.1a.2s.c.2.; Praeterea, veritas est adaequatio rei et intellectus. Sed haec adaequatio non potest esse nisi in intellectu. Ergo nec veritas est nisi in intellectu..

20.   Santo Tomás de Aquino, S.Th. I, q.29, a.3: “persona significat id quod est perfectissimum in tota natura, scilicet subsistens in rationali natura”.

21.   Seneca Lucio Anneo., Epistola ad lucillium. 58, 32-37

22.   Spar Debora, Ph.D. The Egg Trade — Making Sense of the Market for Human Oocytes, New England Journal of Medecine. 2007; 356 (13): 1289-1291. http:// content. nejm.org/ cgi/content/ full/ 356/ 13/1289, última visita, 20 diciembre 2009.

23.   Vanni Rovighi S., Elementi di filosofia, vol. I, Teoria della conoscenza, La Scuola, Brescia 1979, 1963 III, elementi di filosofia morale p,189-269.

24.   Verneaux, R. Épistémologie général our Critique de la connaissance, Beauchesne, Paris 1959; tr.esp. L. Medrano, Epistemología general o Crítica del conocimiento, Herder, Barcelona 1967, 1981:, Parte primera: «Las corrientes principales de la epistemología», pp. 27-97. Parte segunda, cap. II: «La verdad», pp. 118-132.